Ayer me preguntaron si seguía escribiendo en Facebook. La verdad es que últimamente -algo así como un par de años- más que escribir, leo. Y cuando escribo, no lo cuelgo. Puede que sea una de esas rachas en las que necesitamos replegarnos sobre nosotros mismos. O puede que me de pudor, un pudor que es como la corriente alterna, que varía en intensidad y sentido a intervalos regulares. ¿Se trata de eso?
Este texto es de hace tres años. Hoy vuelvo a él por lo que tiene de relación con un proyecto que me ronda la cabeza.
Autoestima ante el espejo
Ella: ¿Por qué me quiero, me digo,
si soy como tantas otras?
Mira y entiende
Reflejo: Miro y entiendo
E: Que no eres mi media naranja
R: Que no soy mi media naranja
E: Lo nuestro no puede ir muy lejos,
Todo lo más hacia la muerte
R: No hables de muerte, maldita,
Y siénteme bien adentro, lo nuestro
No acabará nunca
Me pegaré a ti
E: Me pegaré a mí
R: Y te susurraré
E: Y me susurraré
R: Canciones de amor al oído
E: Déjame, vete
R: No, me quedo
E: Aléjate de mi aliento mortal
R: No puedo
E: Aléjate de mí, aliento mortal
R: ¡Aléjame!
E: Déjame conmigo a solas
R: Conmigo, no a solas
E y R: No a solas,
no conmigo,
no, conmigo.
¿Por qué me quiero me digo,
Si soy como tantas otras?
A.N.2021
La imagen fantasmática es de 1997.