Me he vestido, me he peinado, me he puesto el abrigo, me he enroscado la bufanda, he cogido el paraguas, y allá voy, como una colegiala, tarareando, mi corazón dando saltitos, hacia el estudio, en el metro, calentita, sentada, leyendo. Ni siquiera parece martes. Lo anticipo, lo hago, lo hice. Me fui. Mi ánimo ya está en ese mundo paralelo, y pronto estaré yo, en cuanto me vista, me peine, me ponga el abrigo…
Mes: noviembre 2019
Rezad
Tortilla francesa que susurra en la sartén
Reza por nosotras
Sopa que eleva su vapor al cielo
Reza por nosotras
Tiernas fragancias hijas del laurel
Rezad por nosotras
Hermana perra que sestea al sol
Reza por nosotras
Rezad por nosotras grises palomas
Insignificantes moscas
Migas de pan
Cortinas echadas
Rutinas silenciosas
Joyas del loto
Rezad por nosotras
El mirador
– ¿Qué tal?
– Bien, bien, aquí seguimos.
– Al pie del cañón ¿no?
– Sí, solo que sin saber dónde está el cañón.
Y entonces me acordé de aquel mirador frente al mar con el cañón apuntando al infinito en donde mi amiga de la infancia y yo nos hicimos fotos sin fijarnos, ni por un instante, el lo que pudiera haber allí, al pie del cañón:
Diminuta e incómoda, como la púa seca de un enebro
Temblorosa, como plumón aventado del nido
Imperceptible, como un granito de cuarzo en la arena
Mellada y sin brillo, cual canica olvidad tras el juego
Aquí sigo, al pie del cañón.
Merenderos
De todos los merenderos
en los que nos hemos sentado
a disfrutar de la pura nada,
a pasar el rato,
el que más me gusta es éste,
en el que me siento yo sola
y desenvuelvo
frases burdas como ristras de salchichas,
palabras rellenas de anchoa,
sentimientos cocidos con la cáscara rota,
bocadillos de bocas,
manzanas que refrutan mis ideas,
cacahuetes en nutrido soliloquio
y chucherías, para que te rías.
La hierba crece alrededor de mis pies
porque por aquí viene poca gente,
o porque llevo mucho rato, no sé.
Pero no me iré hasta que llueva.
Solo entonces,
porque, de sobra sabemos,
que las ideas,
mojadas,
son un asco.