Son las cuatro de la mañana

Son las cuatro de la mañana y cuatro chicas se bajan de un Uber. Parecen todas iguales: pantaloncito corto, sandalias planas y camisetas sin mangas, la misma altura, se diría que el mismo peso y la misma melena lisa, larga y suelta. Solo las diferencia el color del pelo, en cuatro tonos que van del rubio al castaño oscuro.  Tres de ellas comienzan a caminar hacia el semáforo, que está a apenas veinte pasos, pero se paran al ver que la cuarta no las sigue. Plantada en el bordillo de la acera, se nota en su actitud que es la dominante y ha decidido cruzar por ahí mismo. Las otras vacilan, forman un triángulo, y esperan un tanto alejadas del carril. Cuando el tráfico disminuye, las cuatro atraviesan la ancha calle corriendo a pasitos cortos, como quien completa una travesura, mientras un poco más allá el paso de peatones se pone en verde.

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