Mujer que se depila
En un vagón de metro
Las cejas con unas pinzas
Y para en cada parada
Como es debido
Para volver a su tarea
Al ponerse el tren en marcha
Después refresca su rostro
Con agua micelar
Y se da brillo en los labios
Mientras de su bolso
De falso charol
Asoma un neceser rosa
Como sus uñas postizas
Envidia de un mandarín
Me fijo en su pantalón
De chandal pitillo
En sus sneakers
En su chaquetilla
Y ya está
Hemos llegado
¿Por qué lo cuento así, en columna? Pues porque es uno de esos poemas de la vida cotidiana.