– Hay que ver ¡cómo se nos mete el mundo en casa!
– Soy yo, mamá, acabo de llegar.
– Ya sé que eres tú, te he oído entrar, conozco tus pasos.
– Entonces, eso que has dicho… ¿se ha pasado mucha gente por aquí últimamente?
– Como siempre, más o menos.
– Eso es bueno ¿no? Los que vienen de fuera nos aportan experiencias, puntos de vista, conocimiento, diálogo…
– Que no, que no va de eso.
– ¿Entonces?
– Que me estás llenando la casa de barro. ¿Para qué está el felpudo?