Interiormente desfallecida, me enfrento al dragón: a sus fuegos, a sus humos, a su estruendo. Se acerca moviendo la cabezota; ojos saltones, colores estridentes. Un nuevo año se lanza sobre la humanidad con las alas extendidas, días como escamas que se irán cayendo una a una. ¿Se lanza? Bueno, yo debería tener una lanza, ¿dónde está? ¿Por qué tengo las manos vacías? Mira en tu interior, Pequeño Saltamontes, y recuerda que el año nuevo chino no es hasta febrero.
¡Feliz Año Nuevo!
(Los que no estéis preparados, podéis esperar conmigo un par de meses más).