Por favor, no arrojéis mis cenizas al mar.
El mar es frío y oscuridad, Ganges inmenso
poblado de fantasmas.
No esparzáis mis cenizas al aire. El aire
es para los vivos, para los vuelos,
el aire es para los que tienen cuerpo.
Buscad un muro soleado y enterradme
a sus pies en una lata, como un secreto.
Mezcladme con la tierra a los pies de un rosal,
quiero ser rosa,
o arrojadme dentro de un cántaro
en el ojo de un volcán:
quiero ser lava petrificada,
recipiente geológico,
negra roca.
No me mandéis con los otros
al agua, al aire. No les conozco,
pero conozco la tierra,
la rosa,
la piedra.