Leo en el comentario a una exposición la etimología de la palabra souvenir y de repente lo entiendo todo: soy un souvenir.
Como souvenir me veo bien. Considerando su signficado cotidiano, la baratija que te llevas como recuerdo de un lugar –llámalo cuerpo- , creo que me puedo dar por satisfecha. Pero si me atengo a su significado etimológico –del latín sub venire, venir abajo- es cuando comprendo completamente mi estado de ánimo de estos días preotoñales.
Por eso hoy me he dado un paseo por el Madrid más turístico.