Por culpa de un tebeo, durante muchos años creí que “exit” significaba “éxito”. La historia transcurría en un teatro y los protagonistas atravesaban la puerta del “éxito” huyendo de… no me acuerdo. Sin embargo, aquella puerta no les proporcionaba una salida airosa, sino el tránsito a un espacio desconocido y laberíntico.
Mucho tiempo después, trabajando en el Teatro Real, pude ver cómo el éxito se cifraba –clara y literalmente- en el caché de los artistas. También pude oír tararear a Plácido Domingo, cantos de sirena por los pasillos del teatro, sin llegar jamás a encontrármelo de cara.
A estas alturas me imagino el éxito como la persecución de un eco hasta llegar a tocar el pomo de esa puerta que, diga lo que diga el letrero, no es de salida.